Una casa sin techo y con paredes azules llenas de hollín da la bienvenida a quienes llegan a El Porvenir. Hasta hace poco la casa estaba habitada; esa es la impresión que da la herrería que aún cubre puertas y ventanas. No es la única construcción que luce así. En estas tierras del Valle de Juárez, las casas quemadas forman parte del paisaje. Sus moradores huyeron. Dejaron muebles, ropa e historia. Se fueron por miedo. Los que se quedaron casi no salen de sus casas. Para ellos su pueblo se convirtió en un lugar triste y desolado. El porvenir, el otro, lo miran con temor.
Las casas quemadas son la imagen más cruda de un fenómeno que, en forma silenciosa, está cambiando el rostro de varias regiones de México: los desplazados por la violencia que genera el narcotráfico. Personas, familias enteras que huyen de los secuestros, de las extorsiones, de los enfrentamientos entre cárteles, del "fuego cruzado", de las zonas controladas por el crimen organizado, de la falta de protección.
Tan sólo en Chihuahua, sobre todo en la zona de Ciudad Juárez y el Valle de Juárez, "se habla de más o menos cien mil desplazados", asegura Gustavo de la Rosa Hickerson, defensor de derechos humanos. Estadísticas de la policía de El Paso, Texas, señalan que cerca de 30 mil mexicanos han cruzado la frontera hacia Estados Unidos por la violencia, en los dos últimos años.
El Valle de Juárez —área rural localizada al oriente de Ciudad Juárez— es una de las zonas en donde el desplazamiento por la violencia es más evidente. En 2007 se calculaba que había cerca de 22 mil habitantes. Rodolfo Rubio Salas, investigador del Colegio de la Frontera Norte y especialista en estudios de población, cuenta que hace unos meses se realizó una encuesta sobre salud en la zona. "Fue muy difícil hacerla. Nos encontramos con muchas casas abandonadas. En algunos pueblos hasta 40 ó 50% de la población se había ido"
martes, 13 de julio de 2010
El crimen organizado en el Valle de Juarez
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