Familiares de los jóvenes asesinados la noche del jueves en Eco 2000 acudieron ayer al lugar donde quedó derramada su sangre, para pedir justicia, realizar una oración y después cubrirla con montones de tierra.
"Que ese hueco que han dejado lo llenes tú Padre bendito y nos ayudes a entender todo esto que pasó. Si ellos no eran malos Señor, ellos sólo eran alegres y juguetones y siempre nos hacían reír con sus loqueras", pidieron entre lagrimas tomados de la mano frente al lugar donde se derramó la sangre de Miguel Ángel Reyes Soto de 20 años de edad.
"Perdónales lo que hayan hecho Señor, que se haga justicia, justicia humana y justicia divina para ellos", dijo Minerva Lara, tía de José Guadalupe Lara Campa, de 18 años de edad, otro de los jóvenes victimados en las calles Oso Polar y Lince.
Tomados todavía de la mano familiares y amigos rezaron frente al montón de tierra teñida de rojo, después intentaron lavar la sangre con agua y jabón, y finalmente decidieron tapar con montones de tierra.
También colocaron piedras en donde quedaron los cuerpos del resto de los jóvenes Alexis Borunda Acosta, de 16 años, Jesús y Cristian, y otro adolescente más de aproximadamente 15 años.
Hasta ayer sólo Miguel y Alexis habían sido identificados ante la Fiscalía General de Justicia del Estado, en la Zona Norte, ya que según se informó éstos fueron trasladados a bordo de vehículos particulares a recibir atención médica a la Clínica 66 del Seguro Social, donde minutos después perdieron la vida.
"Estaban jugando futbol, pero vinieron a escuchar música... trabajaba en una maquiladora. Miguel era bien bromista, no tenía novia, decía que quería disfrutar a sus amigos", dijo Ivón al recordar a su hermano.
Él era el menor de los dos y todavía vivía solo con sus padres, agregó, mientras que a unos 50 metros una niña de escasos cuatro años de edad jugaba con el cordón rojo de "precaución" con el que una noche antes los policías habían acordonado la escena del crimen.
"Apenas pusieron unas segundas aquí, había puestos" por eso ellos jugaron y luego se vinieron a ver y a escuchar música", continuó la joven.
Eran cerca de las 9:00 de la noche, "se escucharon muchos balazos, no sé cuántos. Yo salí buscando a mi hermano", dijo mientras observaba que lavaban su sangre del piso.
José acababa de entrar a preparatoria, y vivía con su hermana de 15 años y su padre, mientras que su mamá y cuatro hermanos más viven en Estados Unidos.
De acuerdo a las autoridades investigadoras en el lugar fueron encontrados 26 casquillos percutidos calibre 7.62x39 milímetros, calibre también conocido como "cuerno de chivo".
También resultaron heridos una mujer y otro menor de nombre Argelis Castañeda Delgado, quien según vecinos posiblemente perderá su brazo izquierdo por los múltiples impactos de bala que recibió.
Argelis tiene 15 años de edad y es estudiante de la Secundaría Técnica Número 64, comentaron vecinos, quienes también dijeron que todavía no sabían cómo avisarle a su mamá, quien está enferma, en Gómez Palacio, Durango.
Los familiares de las víctimas aseguraron desconocer el motivo de la masacre, mientras que visitantes del mercado de segundas aseguraron que los sicarios "ya los estaban cazando" y de pronto comenzaron a disparar sin importar que hubiera otras personas.
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