Lucía Andrea Morett, la sobreviviente mexicana del bombardeo del Ejército colombiano al campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Ecuador, se mostró hoy decepcionada con la reacción de su país a su situación.
Morett viajó a Ecuador en compañía de cuatro mexicanos más, dos de los cuales murieron en el ataque a la base clandestina de las FARC y han sido plenamente identificados, mientras se presume que el resto fallecieron, aunque se esperan los resultados de unas pruebas de ADN que confirmen sí se trata o no de sus cadáveres.
La mexicana, que dice haber sido víctima por parte de Colombia de "un terrorismo de Estado fríamente calculado para la muerte", envió un correo electrónico al diario mexicano Excélsior, en el que afirma que ha recibido mejor trato y atención del Gobierno de Ecuador que de México.
"¿Qué esperar de mi Gobierno, del servicio diplomático mexicano cuando sabe esto y calla, cuando la mano más solidaria fue la de los ecuatorianos?", señala Morett en la misiva, quien se recupera de sus heridas en un hospital militar de Quito, junto con dos mujeres colombianas, las únicas tres sobrevivientes del ataque.
Ese operativo militar causó la muerte de 25 personas, entre ellas Luis Edgar Devia, alias "Raúl Reyes", el número dos de las FARC, y desató un intenso conflicto diplomático que enfrentó al bloque formado por Ecuador, Venezuela y Nicaragua contra Colombia.
Morett acusó además en la carta a los militares colombianos de amenazarla "con sus armas largas" y de decirle "¡te podemos matar!", momentos después del bombardeo de la base de la guerrilla colombiana ubicada en la selva amazónica.
"Más tarde me vejaron sexualmente", aseguró la mexicana, de unos 28 años y estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque precisa que esas vejaciones consistieron en que los militares le dijeron "esa bonita colita (glúteos) le puede gustar mucho a uno de nuestros oficiales".
Lucía Andrea, cuyos padres han insistido en que su hija y los demás mexicanos muertos viajaron a Ecuador para realizar una investigación académica, recibió algunas esquirlas durante el bombardeo en varias partes del cuerpo, especialmente sus glúteos, aunque su estado de salud es bueno.
El Gobierno mexicano ha dicho que esperará el resultado de las investigaciones de las autoridades ecuatorianas antes de definir la situación jurídica de los mexicanos que se encontraban en esa base guerrillera.
Sin embargo, el Ejecutivo ha reiterado su respaldo "permanente" e "irrestricto" a las familias de las víctimas.
Morett viajó a Ecuador en compañía de cuatro mexicanos más, dos de los cuales murieron en el ataque a la base clandestina de las FARC y han sido plenamente identificados, mientras se presume que el resto fallecieron, aunque se esperan los resultados de unas pruebas de ADN que confirmen sí se trata o no de sus cadáveres.
La mexicana, que dice haber sido víctima por parte de Colombia de "un terrorismo de Estado fríamente calculado para la muerte", envió un correo electrónico al diario mexicano Excélsior, en el que afirma que ha recibido mejor trato y atención del Gobierno de Ecuador que de México.
"¿Qué esperar de mi Gobierno, del servicio diplomático mexicano cuando sabe esto y calla, cuando la mano más solidaria fue la de los ecuatorianos?", señala Morett en la misiva, quien se recupera de sus heridas en un hospital militar de Quito, junto con dos mujeres colombianas, las únicas tres sobrevivientes del ataque.
Ese operativo militar causó la muerte de 25 personas, entre ellas Luis Edgar Devia, alias "Raúl Reyes", el número dos de las FARC, y desató un intenso conflicto diplomático que enfrentó al bloque formado por Ecuador, Venezuela y Nicaragua contra Colombia.
Morett acusó además en la carta a los militares colombianos de amenazarla "con sus armas largas" y de decirle "¡te podemos matar!", momentos después del bombardeo de la base de la guerrilla colombiana ubicada en la selva amazónica.
"Más tarde me vejaron sexualmente", aseguró la mexicana, de unos 28 años y estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque precisa que esas vejaciones consistieron en que los militares le dijeron "esa bonita colita (glúteos) le puede gustar mucho a uno de nuestros oficiales".
Lucía Andrea, cuyos padres han insistido en que su hija y los demás mexicanos muertos viajaron a Ecuador para realizar una investigación académica, recibió algunas esquirlas durante el bombardeo en varias partes del cuerpo, especialmente sus glúteos, aunque su estado de salud es bueno.
El Gobierno mexicano ha dicho que esperará el resultado de las investigaciones de las autoridades ecuatorianas antes de definir la situación jurídica de los mexicanos que se encontraban en esa base guerrillera.
Sin embargo, el Ejecutivo ha reiterado su respaldo "permanente" e "irrestricto" a las familias de las víctimas.
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