El mexicano Pablo Sebastián, un vigilante jurado reconvertido en escultor de arena en su tiempo de ocio, recrea en estos días de Semana Santa grandes figuras de Cristo en las concurridas playas de Mazatlán, en el noroeste del país.
Sebastián, quien vigila un restaurante junto al arenal de las playas de esta ciudad costera, acaba de representar a Jesucristo y a los Doce Apóstoles para honrar la tradición religiosa de estas fechas de Semana Santa en un país donde la mayoría de la población es católica.
"En Navidad hice a José y a la Virgen María con el burro y el camello", recuerda Sebastián a Efe, que estos días tiene a más turistas de los habituales admirando su obra por el período vacacional.
Hacer sus esculturas le lleva unas dos horas, más otra para juntar la arena, mojarla y apelmazarla antes de ser modelada, reveló.
Sabe que como mucho su obra permanecerá en la playa dos días, que el mar y el viento se las llevará, aunque pueda prolongar un poco su vida dándoles "mantenimiento".
Este mexicano carece de formación artística, salvo los conocimientos de dibujo que le dio su profesión original, la de albañil.
Desde hace diez años vive en Mazatlán, en el estado mexicano de Sinaloa, pero es originario del sureño territorio de Chiapas.
Comenzó a esculpir sus imágenes efímeras en la arena porque la tenía a mano, para ocupar su ocio, y reconoce que ya apenas le queda imaginación para idear nuevas y diferentes figuras de tantas que ha hecho, como tigres y dragones, afirmó.
"Ahora voy a hacer un cocodrilo, que a los niños les gusta. Algunos no se quieren arrimar, se asustan, no saben si es de verdad o de mentira", relató este apasionado artista popular.
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