Brasil y México editaban un choque puramente latinoamericano en las semifinales de la cita orbital de la categoría. Sólo uno se cubriría de gloria al disputar la final. La pequeña Canarinha, un equipo en toda la extensión de la palabra por primera vez en décadas, sin indiviliduades rutilantes. El mini 'Tri', venido de menos a más en el momento y contra el rival justo.
De menos a más también, como ha sido la costumbre en la justa, se exhibían los pupilos de Juan Carlos Chávez. Por el contrario, es decir, de más a menos, acontecía con el representativo sudamericano.
El estratega Ney Franco hizo público su desconocimiento por su contrincante en la previa. Sus dirigidos, muy aplicados ellos, sí hicieron la tarea y estudiaron el juego de Cuartos contra Colombia. Oscar probaba al portero José Rodríguez. Más que sus reflejos, su confianza. 'Pepe' agradecía el examen psicológico y crecía.
México fungía altruista con Brasil y le regaba el balón con base en equivocaciones y pases comprometidos. De repente, Erick Torres pegaba de forma accidental con su botín a Gabriel, a quien se le inflamaba el párpado, pero se obstinaba en seguir.
Visionarios como él solo, el propio 'Cubo' y compañía se percataban de que era un área de oportunidad para probar la visión del arquero. Ulises Dávila y Carlos Orrantia secundaron la moción. Gabriel sufría y mucho.
La 'Verde' acababa el primer tiempo encima de la cabaña brasileña. Torres al fin ganaba una por arriba. Celebraba junto todo el país. El árbitro anulaba por fuera de lugar.
Durante el complemento, Brasil se caía a pedazos. Sus volantes de contención ya ni corrían y lucían extenuados. Arriba ni se diga. El suplementario frente a España empezaba a sentirse en las piernas.
La entrada de Marvin Pinón revolucionaba todavía más el juego de México, que hilaba acciones colectivas a las que únicamente les faltaba ponerle la firma. Edson Rivera también ingresaba, pero no era el mismo que ante Colombia. Él y Dávila marraban las últimas posibilidades antes del azote de la Verdeamarelha.
En los 10' restantes, el ariete Henrique castigó con un doblete la piedad de los mexicanos, quienes no supieron capitalizar cuando debían. Una misericordia que les costó el pase a la final y ahora tendrá que conformarse con disputar el bronce ante Francia. Brasil viaja rumbo a la final, en la que chocará con Portugal.
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