domingo, 3 de junio de 2007

MACABRA COSTUMBRE



En nuestro maravilloso país, hay miles de tradiciones y de costumbres. Unas de ellas interesantísimas, otras se distinguen por su belleza, pero hay otras que se podrían considerar como “ macabras” por algunas personas. Precisamente vamos a hablar de una de estas tradiciones, que se lleva a cabo en el estado de Campeche, para ser mas precisos en la región denominada Pomuch.

Acercándose la temporada de muertos, los habitantes de esta zona, acuden a los cementerios, solicitan permiso para sacar los huesos de sus difuntos, mismos que han sido colocados en osarios, con la finalidad de “darles un baño”, el cual consiste en quitarles el polvo acumulado ayudados por pequeñas brochas.

Se procede después a colocar estos restos sobre carpetas preciosamente bordadas, con motivos que recuerden las características del difunto. Generalmente los difuntos van a tener carpetas nuevas año con año. Se envuelven los huesos y se vuelven a colocar en los osarios.

Es obvio pensar que esta tradición no se puede realizar a partir del primer año de muerto de la persona, deben de transcurrir por lo menos tres años, entonces ya se pueden sacar los huesos del ataud, se colocan en el osario y entonces si, ya estarán listos los restos para ser embellecidos con una lavadita.

Esto no se hace cualquier dia, no, se hace a partir del 26 de octubre y solo hasta el 2 de noviembre, precisamente en temporada de muertos. Claro que todo esto se hace en medio de un ritual lleno de respeto. Pero ustedes se preguntarán que para que se hace esto que puede parecer escalofriante. Bueno, es para que cuando las ánimas regresen a ver sus restos, pues los encuentren limpiecitos, y claro, también al osario.

Tal vez muchos de los mexicanos no tengan idea de que esa población existiera. Pomuch queda exactamente en el km. 53 al noreste de la ciudad de Campeche. Pomuch tiene otra característica aparte de la que mencionamos, ya que las casas de sus habitantes, bueno, la mayoría, fueron construidas con piedras extraídas de la cercana zona arqueológica de Xcochac.

Por cierto, Pomuch puede muy bien presumir de tener el mejor pan de toda la península de Yucatán.


Pero regresemos a nuestro tema. Estas exhumaciones son totalmente aceptadas por la iglesia, ya que ese día, el mismo sacerdote acude a oficiar misa en el camposanto. O sea que se escucha misa, se habla con los huesos de los difuntos, se lavan, y de pronto, uno se ve rodeado de calaveras, de costillas, cráneos....todo tal vez macabro, pero eso si, muy muy limpiecito.

Pero no crean que esta tradición es de esta época, no. Esto viene ya desde los mayas, ellos pensaban que los restos de los muertos, necesitaban de vez en cuando tomar aire fresco, y entonces procedían a hacer las exhumaciones.

Un dato curioso. Se dice que los familiares que se dedican a esta limpieza de huesos, tienen perfectamente bien identificados los huesos de sus familiares, no importa que se revuelvan, ellos saben bien quién es la tía María, o el tío Juan, o quizá el abuelo Pancho, no hay pierde, los conocen ya muy bien. Eso si, cuando se van a pasar los restos del ataúd a el osario, deben de sacarse como se presenten, la calaca entera o ya fraccionada, como sea, pero el ritual debe de llevarse a cabo. Total, el tiempo se va a encargar de irlos haciendo mas pequeños año con año, mientras que la familia se encargará de irlos dejando mas y mas limpios según transcurran los años.

Dicen que los huesos que uno ve ahí, no son todos iguales. Los hay blancos, los hay porosos y opacos, que son los mas viejos, pero también los hay con restos aún de tejido y estos son oscuros, y pertenecen a los difuntos mas recientes. Todo esto tanto ritual como la limpieza tanto de osarios como de huesos, se hace en el mas completo respeto, cariño, se les habla a los restos, se conversa con ellos. Claro que los osarios también quedan muy pulcros, recièn pintados, para que sean un orgullo para los muertitos, que se sentirán sumamente a gusto con lo que les han ofrecido sus familiares.

Es muy importante resaltar que los huesos son regresados al osario de una manera muy cariñosa y dulcemente arropados con esas carpetitas encantadoramente bordadas, con los nombres de los seres entrañables que solo se han adelantado a la cita con la muerte.

Yo no he estado jamás en esta región, pero por lo que estoy investigando y escribiendo, si me dan muchos deseos de ir, para ver esa costumbre que tal vez se salga de lo normal, pero no por eso deja de ser una costumbre maravillosa, llena de esa magia que solo México posee.

Y ustedes, que dicen? Me acompañan?


Desde Puebla, México.
Rocío López Gutiérrez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ues no dudes en viajar a este encantador pueblo, solo que hazlo con sumo respeto, ahh no se trata de "una macabra costumbre" xq nosotros no vemos asi, cuidado con las palabras que se utulizan, que pueden dar lugar a muchas suspicacias. Un saludo, te escribe un habitante de Pomuch.