Confunden a humanos con presas (lobos marinos); el cambio climático ocasiona migración
Para especialistas en tiburones de instituciones de Baja California Sur y Sinaloa, los ataques de estos animales a surfistas en Zihuatanejo, Guerrero, son casos raros y pueden obedecer a múltiples factores, entre ellos, la confusión con sus presas o que alteraciones en el cambio climático hayan ocasionado su presencia en la zona.
Para especialistas en tiburones de instituciones de Baja California Sur y Sinaloa, los ataques de estos animales a surfistas en Zihuatanejo, Guerrero, son casos raros y pueden obedecer a múltiples factores, entre ellos, la confusión con sus presas o que alteraciones en el cambio climático hayan ocasionado su presencia en la zona.
El doctor en Ecología Marina, Felipe Galván Magaña, dijo que a nivel mundial el porcentaje de ataques a personas por tiburones es mínimo, y la agresión que sufrieron los tres turistas —dos fallecidos el 28 de abril y 23 de mayo—, son casos poco comunes.
Ayer, tras una reunión entre funcionarios federales, estatales, municipales y prestadores de servicios del corredor Ixtapa-Zihuatanejo, se informó que oceanógrafos del Instituto Nacional de Pesca estarán mañana en Guerrero, para determinar las causas de este problema.
Autoridades guerrerenses de la Secretaría de Turismo y de Protección Civil acordaron colocar 40 anuncios de alerta a los bañistas en lugares de riesgo.
En entrevista, Galván, miembro del cuerpo de investigadores del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del IPN, señaló que es difícil saber con certeza el motivo de estos ataques; es necesario determinar una serie de datos, como la especie, para conocer su presencia en la zona y comportamiento. Recomendó una investigación profunda.
Explicó que resulta común que ataques como éstos lleguen a ser producto de la equivocación, pues el tiburón, que ve desde abajo, observa sombras y puede llegar a confundir a surfistas con lobos marinos, su alimento favorito.
Generalmente, los escualos sueltan a la presa al identificar que no se trata de su alimento común, dijo. Agregó que es necesario que la gente respete las zonas donde hay presencia de tiburones; de lo contrario, los ataques pueden ser atribuidos también a una provocación.
Tiburones en el Atlántico
Según las investigaciones realizadas, hay registro de varias especies de tiburones en el Pacífico mexicano. Entre las de mayor tamaño están: el chato o toro, piloto o sardinero, galápago, azul o tintorera, mako, zorro, martillo y ballena. La especie con la cabeza en forma de T no ataca a personas, y el tiburón ballena se alimenta de peces pequeños y plancton.
Subrayó que los registros indican que en la historia de los ataques a surfistas, algunos han sido provocados por la especie de tiburón blanco.
Reiteró que los casos presentados en el último mes en México requieren una investigación profunda, sobre todo por la cercanía con que se presentaron, antes de tomar cualquier medida que implique la afectación mayor a la especie, de por sí sobreexplotada y la mayoría carente de protección.
Jorge Ramírez González, director en México de la organización Ienmaya Oceánica, con sede en Los Ángeles, California, dedicada a la protección y conservación de tiburones y mantarrayas, opinó que además de confundir a las personas con sus presas, estos ataques pudieron obedecer a modificaciones en el ecosistema marino que quizá ocasionaron la migración de algunos escualos en busca de alimento.
Al producirse cambios en la temperatura de mar, muchas especies que forman parte de la dieta alimenticia de estos animales pudieron haberse movido, dice.
Lo anterior, explica, ocasiona el desplazamiento de especies de tiburones a zonas donde antes no se observaban. “Puede ser que haya un desajuste en el patrón de corrientes marinas; incluso, que los ataques pertenezcan a tiburones peligrosos que no estaban antes en la región”.
Experto en manejo de pesquerías de tiburón, agregó que hay poca información del comportamiento y población de éstos.
Ante los acontecimientos, se hace necesaria la intervención de las autoridades federales, como Semarnat y Profepa, a fin de tomar medidas adecuadas para evitar más casos, subrayó; y consideró que “la matanza es una medida irracional e irresponsable. En principio, hay que cerrar las playas y comenzar a investigar”.
“Existen datos que muestran que hay más accidentes fatales por caídas en baños o porque a una persona le cayó un rayo, que las probabilidades de que un tiburón ataque. De aquí que nos resulten extraños estos casos”, añadió.
Entrevistado en Mazatlán, el investigador Enrique Morán, responsable del programa Tiburón de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Autónoma de Sinaloa, consideró estos ataques como casos aislados, “no debe haber pánico, porque la presencia de estos animales puede ser parte de una migración temporal”. En México, añadió, no hay zonas tiburoneras, como en Hawaii o Miami.
“Esto que sucede es algo que no se había presentado y se debe tener cuidado”; que los bañistas no se alejen mucho de la orilla y que las autoridades delimiten zonas y realicen observaciones aéreas. No está de acuerdo en la matanza de tiburones.
Para Martha Armenta, directora de Conservación y Rehabilitación del Hábitat, en Mazatlán, hay que realizar estudios profundos y ver qué provoca estos acercamientos. Hay cambios de clima y el agua altera su temperatura; eso probablemente provoque que no haya comida en el área donde la especie se desarrolla y vive, por lo que ha migrado a zonas de la costa del pacífico mexicano, dijo.
“Tienen que intervenir todas las autoridades y hacer un plan, porque no se puede matarlos”.
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